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Dia mundial del Ictus… ¡de los pacientes y sus familias!

Hoy, 29 de Noviembre de 2012, Mari Carmen se levanta de la cama un día más a eso de las 9.30 am, con un poco de dificultad se pone las zapatillas de estar en casa, siempre usando más la mano izquierda, por más que se lo dicen sus hijos y su fisio; se prepara el desayuno, y con esfuerzo y paciencia comienza a caminar  de esa manera que tuvo que reaprender hace ya casi 4 años, cuando tuvo el dichoso ictus.

Como ella, muchas personas en el mundo pelean día a día por seguir disfrutando del tiempo y las aventuras que les quedan por vivir, adaptándose al giro que un día les dio la vida.  Hoy les queremos hacer una mención especial.

Y es que eso es un Ictus, mejor definido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como “conjunto de signos clínicos, de inicio brusco y desarrollo rápido, que suponen la presencia de una perturbación en la función cerebral (global o focal) con más de 24 horas de duración y como posible consecuencia de una lesión vascular subyacente”. También podemos oír hablar de ellos como Accidente Cerebro Vascular (ACV), trombosis cerebral o embolia.

El Ictus se ha convertido en la primera causa de mortalidad de las mujeres españolas y la segunda entre los varones, aumentando el riesgo de padecerla proporcionalmente con la edad a partir de los 55 años. Desgraciadamente, dado que la población tiende a ser más longeva, en el 2050 la OMS prevee que la mitad de nosotros padezcamos un ACV.

Además de la edad, se conocen otros factores de riesgo que favorecen su aparición: hipertensión arterial, patologías cardíacas, diabetes mellitus, dislipemia, obesidad, sedentarismo, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol… muchos de ellos modificables por un estilo de vida más saludable.

¿En que consiste un ictus?

Pero, ¿en qué consiste un ictus? Se trata de una interrupción o alteración del flujo sanguíneo, bien por bloqueo (lo que llamaremos ictus isquémico) o por una hemorragia (ictus hemorrágico) que deja sin el aporte de oxígeno y otros nutrientes de la sangre a un grupo de neuronas, dañándolas  o provocando su muerte. Por ello las primeras horas tras el accidente cerebrovascular son cruciales, pudiendo ser un episodio transitorio si se trata a tiempo, o causando daños celulares irreversibles que dejarán secuelas a posteriori.

Síntomas como pérdida de fuerza o sensibilidad, debilidad en la cara, brazo y pierna de un lado del cuerpo, visión doble, sensación de vértigo, alteración repentina del habla y dolor de cabeza súbito, pueden ayudar a detectarlo a tiempo y mejorar notablemente las expectativas de su tratamiento.

¿Y después qué? Aproximadamente el 30% de las personas que padecen un ictus manifiestan algún tipo de discapacidad, y entre ellos, sólo el 40% son totalmente independientes en las actividades de la vida diaria.

La vida después de un ictus

Por lo general, lo más frecuente es que el ICTUS dañe un grupo de neuronas que pertenecen a una mitad del cerebro, bien la parte  derecha o  bien la  izquierda; en estos casos los pacientes manifiestan una hemiparesia, que es la parálisis parcial de un lado del cuerpo, el cual será el contrario al lado cerebral dañado (¡RECUERDA! La mitad derecha del cerebro controla el hemicuerpo izquierdo, y viceversa)

 La hemiparesia  se caracteriza por algunas alteraciones más llamativas, como son las neuro-músculo-esqueléticas (permitirme llamarlas así): cambios en el tono muscular, que pueden ser a la alta (hipertonía) o a la baja (hipotonía); espasticidad; alteración de la sensibilidad,  tanto la que nos relaciona con el mundo exterior como la que nos permite sentirnos a nosotros mismos, nuestro cuerpo;  nuevos patrones de movimiento de las extremidades; equilibrio… Y otras menos visibles, pero no por ello menos discapacitantes: disfagia (alteración de la deglución); afasia (alteración de la capacidad del lenguaje); apraxia (dificultad o imposibilidad para desarrollar acciones voluntarias simples); labilidad emocional ( versatilidad exagerada de cambios de humor) etc. Además, el cerebro también se encarga de organizar y crear nuestras emociones, personalidad, capacidades cognitivas… por lo que en ocasiones, dependiendo de la zona dañada, entenderemos que se den cambios en el carácter, en la capacidad de expresar emociones, desinhibición… Son las que se llaman alteraciones neuropsicológicas.

Igual que no hay dos personas iguales, no hay dos cerebros idénticos, y tampoco se verán dos lesiones semejantes, pero todos ellos están dotados de la neuroplasticidad, capacidad de las células neuronales de crear nuevas conexiones entre ellas, brindándonos la posibilidad de recuperar y reaprender las funciones alteradas. Durante los primeros meses después del Ictus, este proceso experimenta su pico más alto, momento en el que una adecuada estimulación a través de una terapia específica favorecerá el remodelaje del cerebro dañado.

¡Nunca es tarde para seguir aprendiendo!

Desde Téxum queremos agradecer a nuestros pacientes la tenacidad e ilusión con la que cada día vienen a luchar contra ellos mismos, queremos aplaudir a todos aquellos que se encuentran en la misma situación, y también queremos abrazar a esas personas que permanecen al lado (familiares, amigos, parejas…) haciendo un poco más liviana la pendiente de esta dura montaña.

AUTOR

Téxum Fisioterapia

Fecha de publicación

29 octubre, 2012

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