Gracias Señor Ortiz por enseñarnos a vivir
Os ruego que me permitáis que abra un paréntesis en esta época de verano y de alegrías, para hablar de alguien que se ha llevado un pedacito de nuestro corazón por su entrañable personalidad.
Nuestro paciente es Andrés, y desgraciadamente ha fallecido a sus 94 años de edad. Él era especial porque era una persona llena de sabiduría, de mundo, de saber estar, lleno de experiencias, lleno de conocimientos….
Andrés es de estas personas que en vez de darle una sesión de fisioterapia, te daban ganas de sentarte con él a tomar una taza de café, y que te contara por todo lo que ha pasado, la gente que ha conocido, lo que ha visto, lo que ha vivido, lo que no le hubiera gustado vivir…, a veces leemos libros que nos cuentan este tipo de cosas, y no nos percatamos de que muchas veces, hay personas cerca de nosotros que nos pueden relatar con pelos y señales lo que ha sido en realidad el devenir del tiempo, y de las experiencias, y de las vivencias, lo que ha sido la historia real y patente de nuestro país porque realmente lo ha experimentado en sus propias carnes, y Andrés era de los que te podía enseñar mucho más que un libro de texto, mucho más que una de esos de historia contada por alguien que ni siquiera nunca estuvo allí.
Con las personas que he hablado sobre Andrés, todas me han referido adjetivos sobre él como interesante, simpático, cariñoso, galante, cortés, ocurrente, dicharachero, cordial, afable, caballeroso, inteligente, ingenioso…., la lista es interminable, pero las palabras que más se han repetido una y otra vez con las personas que he hablado, han sido: BUENA PERSONA.
Y entre todas esas personas que me han dicho cosas de Andrés, quería destacar y citar textualmente una frase de su hijo, que lleva honrosamente su mismo nombre: “Quería añadir para entender como era mi padre que: A pesar de haber luchado toda su vida, y sufrir la perdida de dos hijos en situaciones muy difíciles, seguía teniendo la inocencia y candidez de un niño y sobre todo nunca ha guardado rencor hacia nadie”. Bellas palabras las de un hijo a un padre y es que querido Andrés, que importante es ser como tú eras, NATURAL y BUENA PERSONA en los tiempos que corren, y tú, a tu edad, con tus años, con tus canas, lo has conseguido, que más se puede pedir??? Bueno, se podía pedir el haber disfrutado un poquito más de ti, porque necesitamos gente en vida que nos recuerde a cada instante, lo importante que es vivir, y tú eras el vivo ejemplo de ello.
Allí donde estés, seguramente estés construyendo sueños, edificando historias, urbanizando aventuras, cimentando leyendas, creando novedades… no pares nunca de construir aquello que un día nos enseñaste a todos, no pares nunca de enseñarnos la importancia de VIVIR.
Gracias Señor Ortiz, gracias Andrés y como dice una canción, un placer haber coincidido en esta vida con usted, contigo, y sin duda, uno permanece vivo siempre que se le recuerda, y muchos, no te olvidaremos.
