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Están, aunque no les veas.

Hace poco vi un “experimento sociológico” en la tele: se trataba de que tu hermana, tu padre, tu prima…alguien cercano a uno mismo, se transformaba en un indigente, en una persona pidiendo en la calle, y se ponía en la puerta de un supermercado. De repente pasaba su familiar, y ni le miraba, ni le conocía, ni le prestaba atención… era absolutamente invisible para esa persona. Imaginaros cuando se desvelaba quién era realmente. Las caras de sorpresa, el asombro, la culpabilidad…nos pasaría a cualquiera.

Realmente nos encontramos seguros y convencidos de que estamos a salvo de poder ser esa persona invisible al resto, pero ¿de verdad lo somos?

En parte de ese “experimento” se veía a una persona que había vivido de forma boyante y tranquila, director de su propio negocio con varios empleados a su cargo. Un empresario en toda regla. Salía en fotos en diferentes ciudades del mundo en barco, en cochazos impresionantes, con famosos de todo tipo, en un confort más que aceptable y duradero en el tiempo. De repente unas malas inversiones, unos negocios fallidos, unas malas gestiones, unas malas decisiones le fueron hundiendo poco a poco. Perdió su negocio, su casa, la confianza de su familia, amistades y todo lo que tuvo. Se desvanece en poco tiempo y aquella gente que “No” veía tan lejos en la puerta del supermercado al que asistía habitualmente, empieza a sentir que puede ser el perfil de su nueva vida, aquella gente que vagaba por el mundo con el único fin de comer y tener un sitio abrigado para poder dormir puede ser su futuro inmediato, puede ser el futuro inmediato de cualquiera de nosotros.
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Quiero trascribir sus palabras tal cual las decía esta persona:

“Antes les veía vagando por el mundo, sin más. Cuando las cosas comenzaron a ir mal, empecé a reaccionar de otra manera, y eso me empezó a dar miedo. Veía a esa gente y me daban pena y lástima. Al verlos últimamente de repente mi mente cambió su forma de juzgarles y de pensar. Qué bien viven estas personas cuyo único problema al fin y al cabo es buscar la comida y no pasar frio…y eso no es tan difícil. Viven apartados de todas nuestras obligaciones y de nuestras mentiras, de nuestros líos y engaños. No ven la tele, les da lo mismo quien manda y eso de presentar la renta y los impuestos les da igual; se levantan cuando amanece y se acuestan cuando quieren…que felices que viven.
Pero realmente tampoco es así. Siempre están solos y quizás les falte lo más importante…quizás les falte el Amor…
Lo mejor que un ser humano puede tener en el mundo para sentirse fuerte y feliz: el Amor correspondido. Ese sentimiento que lo puede todo, creo que ellos no lo tienen. Muchos de nosotros tampoco lo tenemos y quizás por eso muchas veces nos encontramos tan desesperados e igualmente solos. En esa situación, no nos resultaría tan difícil transformarnos en otro más de ellos.”

Poco más hay que decir. Cualquiera podemos ser ellos. Una mala racha, un mal momento, una mala gestión, una mala vida y nos convertimos en un solitario invisible en busca de comida y abrigo. No seamos tan prepotentes pensando que a nosotros no nos puede pasar. Nos puede ocurrir, podríamos sentir ese desarraigo material, y lo peor de todo: la extinción del amor de los nuestros, el destierro del sentimiento más necesario, del AMOR que mueve y conmueve, que emociona y conmociona, que inquieta y nos turba. Ese amor necesario para sentirnos los reyes del mundo, poderosos, importantes, especiales, valientes…eso que nos hace sentir que podemos con todo, eso que nos produce una adrenalina necesaria para vivir sin temor o,simplemente, para VIVIR que no es poco. Tal vez lo importante no es solo sentirse vivo, sino sentirse humano.

Quiero terminar este blog con una frase que para mí lo dice todo:
LA VERDADERA MEDIDA DE TU RIQUEZA ES CUANTO VALDRÍAS SI PERDIERAS TODO TU DINERO.

Hay una canción de uno de nuestros grupos favoritos en la clínica “ElZurdo En Crudo” que habla muy bien de todo esto que he querido expresar hoy aquí. A ver si os gusta, se llama “Olvido y Nadie”. Escuchar la letra, es buenísima.

P.D.: A todas aquellas personas que podríamos acabar siendo invisibles al resto. Y recordar: siempre hay una alternativa, hay que luchar por encontrarla.

AUTOR

Beatriz Castañares

Fecha de publicación

8 marzo, 2016

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