Día Mundial del Parkinson
Ayer, 11 de abril se celebra el día Mundial del Parkinson, en menoría del neurólogo británico James Parkinson; que en 1817 descubrió la llamada parálisis agitante y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson.
Desde Téxum queremos dar nuestro todo nuestro ánimo y todo nuestro apoyo a las personas y familias que sufren esta enfermedad.
A continuación, os dejamos con el testimonio de Ángel.
En el año 2004 tenía yo cincuenta y cuatro años, me diagnosticaron la enfermedad de Parkinson, tenía falta de balanceo del brazo derecho y rigidez en el citado lado, por eso acudí al médico, hasta que un neurólogo me dijo que tenía Parkinson, enfermedad neurodegenerativa; por aquel entonces yo estaba trabajando, llevaba diecinueve años de autónomo, al frente de mi pequeña empresa, en una actividad que suponía estar al servicio permanente de los clientes, cuando me necesitaban yo tenía que dar el do de pecho, demostrarles que estaba a su lado en un momento en que por algún daño, me necesitaban.
Por supuesto cuando me dieron el diagnóstico, se encontraba mi esposa conmigo, siendo ella la más afectada en ese momento, yo me encontraba suficientemente bien, el mayor problema lo tenía/sentía, cuando me llamaba un cliente y tenia que tomar nota de lo que me planteaba, me costaba mucho escribir, hasta tal punto que no podía anotar nada de lo que me decía el cliente, con la consiguiente tensión que aquello me generaba.
Pasaron dos años hasta que me metí en un estudio que me ofrecieron participar, lo sopesamos mi esposa y yo y decidí participar en el mismo; a los catorce días de haber empezado el tratamiento que me indicaron para iniciar el estudio, recuperé la escritura, estuve escribiendo como “un descosido”, si escribiendo todo un día y medio, escribía sin parar con una agilidad pasmosa, aquello me parecía un milagro, era maravilloso volver a escribir, máxime cuando los neurólogos me habían dicho que lo que más me costaría recuperar serían los movimientos finos, entre ellos la escritura, fue alucinante, uno de los días más maravillosos de mi vida; no tarde en dar mi visto bueno para entrar en el estudio, pero tuve que contemplar que a mis cincuenta y seis años, era joven para empezar a tomar levodopa, pues la recomendación de los neurólogos es cuanto más se pueda retrasar la toma de dopamina mejor, pues pasado un tiempo desde el inicio, los movimientos involuntarios pueden hacer su presencia; decidí meterme en el estudio, pues tenía que seguir trabajando y así como estaba no podía seguir, “si solucionaba algo mi situación, sobre todo con el tema de la escritura, pues que “me quitaran lo bailado”; al día de hoy no me arrepiento de haber tomado la decisión que tomé, junto con mi señora.
Ahora en ha hecho cinco años que empecé con el tratamiento del estudio, y me encuentro bastante bien; hace mucho para que me encuentre tan bien, el que llevo sin trabajar prácticamente un año, y por tanto he dejado de tener responsabilidades, ya no tengo que atender/resolver los problemas de los demás, los problemas de mis clientes.
Mi poca experiencia, pero es la mía, me indica que lo bueno para mantener a raya el progreso de la enfermedad, lo primero que hay que hacer es ser ordenado en la toma de la medicación, hay que tomar la medicina justo a la hora que te ha indicado el neurólogo, en el momento de poner el tratamiento. Lo segundo yo diría, hacer ejercicio físico, por norma cada día; mantenerse activo, hacer bricolaje, interesarse por las cosas, tener proyectos y ganas de realizarlos, es muy importante. Lo tercero, llevar un orden con las comidas, tomar pocas proteínas.
No estresarse por nada, es cierto que nos han detectado una enfermedad neurodegenerativa, pero por ello no se acaba el mundo, hay casos peores, no hay que rendirse ante la enfermedad, no hay que combatirla, puesto que ya nos la han diagnosticado, hay que aceptarla como compañera de viaje, hay que aliarse con ella. Rodearse de buena gente y buenos profesionales, ayuda un porrón, mi experiencia con El Pilates es muy gratificante; he tenido la fortuna de encontrar, a través de otro parkinsoniano, un centro como Téxum, especialistas en enfermedades neurodegenerativas, que cuenta con unos profesionales como la copa de un pino.
