Rehabilitación Trastornos Funcionales del Movimiento
Unidad específica de Rehabilitación para los trastornos funcionales del movimiento, equipo multidisciplinar y enfoque holístico.
Rehabilitación de Trastornos Funcionales del Movimiento.
La Unidad de Trastornos Funcionales del Movimiento se especializa en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de pacientes con trastornos del movimiento que no tienen una causa neurológica estructural identificable, como ocurre en condiciones neurológicas clásicas.
Estos trastornos, también se conocen como disfunciones funcionales del movimiento y tenían en el pasado otros nombres que todavía se utilizan por algunos clínicos. Se caracterizan por síntomas que incluyen temblores, distonías, espasmos, debilidad, alteraciones en la marcha, entre otros, los cuales son desencadenados por mecanismos funcionales del cerebro y no por daño físico del sistema nervioso.
Trastornos Funcionales del Movimiento
Mejoras en el paciente
El principal objetivo de la Unidad de Trastornos Funcionales del Movimiento es lograr una recuperación funcional completa, proporcionando a los pacientes las herramientas y estrategias para gestionar y superar sus síntomas.
Los trastornos del movimiento funcional (TMF) son condiciones neurológicas en las que una persona experimenta movimientos anormales, como temblores, distonías, espasmos, debilidad, rigidez, dolor o problemas de coordinación entre otros que no tienen una causa estructural evidente en el cerebro, médula espinal o nervios periféricos.
En lugar de estar provocados por una lesión o daño en el sistema nervioso, los TMF se deben a alteraciones en la forma en que el cerebro procesa y controla la información y/o los movimientos.
¿Qué significa «funcional» en este contexto?
En el ámbito médico, el término «funcional» se refiere a un problema con el funcionamiento del sistema nervioso, en lugar de un daño estructural. Es decir, la forma en la que “funciona” el sistema nervioso está alterado, aunque no exista una alteración física de ninguna estructura del sistema nervioso.
En los TMF, los circuitos del cerebro que controlan el movimiento no están funcionando correctamente, lo que resulta en movimientos anormales o síntomas físicos. Precisamente por eso las pruebas de imagen y otros estudios no suelen mostrar anomalías en el cerebro o ninguna otra estructura, esto no significa que los síntomas sean imaginarios o «fingidos»; son genuinos y pueden ser muy incapacitantes para la persona que los padece.
Podríamos poner un símil con el mundo informático diciendo que no está alterado el hardware (piezas del ordenador de forma física) sino el software (programas, aplicaciones y demás procesos que el ordenador físico utiliza para funcionar) pero en cualquier caso el resultado final es que el ordenador en sí no es capaz de realizar las operaciones que tiene que realizar de manera adecuada.
¿Cómo se desarrollan los Trastornos Funcionales del Movimiento?
Existen múltiples tipos y presentaciones de TMF y estas pueden surgir de diferentes formas. Una presentación habitual es que aparezcan de manera repentina después de un desencadenante, aunque en otros casos aparecen de forma gradual.
Pueden comenzar después de un evento estresante, una lesión, una enfermedad o incluso sin una causa obvia. El estrés, la ansiedad, el dolor y el trauma físico o emocional pueden desempeñar un papel importante en la aparición o empeoramiento de los síntomas.
En los TMF, el cerebro «aprende» involuntariamente un patrón de movimiento anormal, que se vuelve automático. Al igual que cuando alguien aprende un hábito o un reflejo motor (como montar en bicicleta o tocar un instrumento), el cerebro puede aprender un patrón disfuncional de manera inconsciente, que se repite de forma automática. Es por esto por lo que, aunque el paciente quiera, no puede controlar los síntomas voluntariamente.
Evaluación integral de los Trastornos Funcionales de Movimiento
La evaluación se basa en un enfoque multidisciplinar que involucra a un equipo de profesionales sanitarios que va desde el diagnóstico al tratamiento.
El objetivo principal es realizar una valoración completa del paciente para descartar causas orgánicas, identificar factores desencadenantes psicológicos o emocionales, y diseñar un plan de tratamiento personalizado.
La evaluación puede incluir diferentes tipos de pruebas y tests. Desde pruebas neurológicas funcionales, análisis del movimiento o valoraciones psicológicas para comprender el contexto emocional del paciente.
La diferencia con los trastornos neurológicos estructurales
Es importante destacar que los TMF no son causados por daño estructural en el cerebro o en el sistema nervioso, a diferencia de condiciones como la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple o un accidente cerebrovascular, en las que hay lesiones visibles en los exámenes de imagen. Sin embargo, eso no significa que no sean reales.
Los estudios demuestran que, en TMF, el cerebro procesa la información y controla el movimiento de manera diferente, lo que da lugar a los síntomas.
Tratamiento de
Rehabilitación de los TFM
El tratamiento de los trastornos funcionales del movimiento está centrado en un enfoque biopsicosocial. El objetivo es restaurar el movimiento habitual y reducir los síntomas, para ello pueden utilizarse diferentes aproximaciones.
De forma genérica, y esto puede variar según el caso, se intenta ayudar al paciente a disminuir el control consciente de los movimientos, ya que estos trastornos a menudo implican una excesiva focalización en cómo el cuerpo debería moverse, lo que paradójicamente interfiere con la ejecución normal del movimiento.
Desde este punto de vista, el objetivo puede ser desviar la atención del paciente del movimiento alterado hacia otros aspectos más funcionales o contextuales. Este enfoque busca reducir la consciencia sobre el control motor y promover un movimiento más natural y automático.
Algunas de las estrategias que se utilizan desde la fisioterapia para evitar la hiper-focalización en el movimiento incluyen:
- Reaprendizaje motor orientado a tareas funcionales: Se enfoca en actividades significativas para el paciente, como levantarse de una silla o caminar, pero sin que el paciente piense activamente en cómo debe mover su cuerpo. La idea es concentrarse en el objetivo de la tarea, no en el proceso del movimiento.
- Distracción cognitiva: Durante la ejecución de un movimiento, el terapeuta puede introducir tareas que distraigan al paciente, como hablar sobre temas no relacionados o realizar cálculos mentales. Esto ayuda a reducir la atención dirigida al movimiento.
- Ejercicios con el uso de espejos: En algunos casos, los espejos se usan para engañar al cerebro y fomentar una percepción normalizada del movimiento.
- Estrategias de relajación y control del estrés: Dado que la ansiedad puede exacerbar los síntomas, técnicas como la respiración profunda o la relajación muscular progresiva se integran al tratamiento para ayudar al paciente a sentirse más relajado durante el movimiento.
- Trabajo en ambientes controlados y luego en contextos cotidianos: Se pueden iniciar los movimientos en un ambiente clínico controlado, pero el objetivo es llevar progresivamente al paciente a situaciones cotidianas, donde el contexto y la funcionalidad distraigan del movimiento patológico.
Estos enfoques tienen como base la idea de que, al distraer al paciente de los mecanismos conscientes de movimiento, el cerebro puede volver a organizar los patrones motores de manera automática y funcional.
Por lo tanto, en este tipo de pacientes es importante la evaluación por parte de un equipo interdisciplinar. En función del caso podrá incluirse en este equipo profesionales como los fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y neuropsicólogos.
tRANSTORNOS FUNCIONALES DEL MOVIMIeNTO
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