Rehabilitación Ictus

La rehabilitación tras un ictus pasa a ser la herramienta básica para recuperar la funcionalidad y mejorar la calidad de vida del paciente.

Rehabilitación en pacientes que han sufrido un Ictus

El accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como ictus, ocurre cuando se interrumpe de forma repentina el suministro de sangre en una parte del cerebro. Esta interrupción puede deberse a la obstrucción de un vaso sanguíneo, lo que da lugar a un ictus isquémico, o a la rotura de un vaso, que provoca un ictus hemorrágico. Como consecuencia, las neuronas del área afectada dejan de recibir el oxígeno y los nutrientes necesarios para su funcionamiento, lo que conduce a su muerte en pocos minutos. Este daño puede dar lugar a la formación de una cavidad llena de fluido en el tejido cerebral.

Sin embargo, no todas las células en la región afectada mueren de inmediato; existe una zona de tejido denominada «penumbra isquémica», donde las células están en riesgo de morir, pero con un tratamiento adecuado y rápido pueden ser rescatadas. La intervención médica oportuna es crucial para limitar el daño cerebral y mejorar las posibilidades de recuperación funcional del paciente.

accidente cerebrovascular / ictus

Mejoras en el paciente

Funcionalidad e independencia

Las alteraciones motoras (equilibrio, marcha, miembro superior) son frecuentes tras un ictus, nuestro equipo multidisciplinar está formado para ayudarte en cada caso.

Mejora del leguaje

Si tienes alteraciones del lenguaje (afasia) tras un ICTUS, la logopedia puede ayudarte a recuperar la función perdida.

Aspectos cognitivos y conductuales

Mejoras en funciones cognitivas, aspectos conductuales y emocionales a través de la ayuda de neuropsicología.

Tipos de Accidentes
Cerebrovasculares (ACV)

Ictus Isquémico

El ictus isquémico es el tipo más común, representando aproximadamente el 85% de los casos. Ocurre cuando una arteria cerebral se obstruye, lo que impide que la sangre fluya adecuadamente hacia una parte del cerebro. La causa subyacente más frecuente es la aterosclerosis, una condición en la cual las arterias se estrechan y endurecen debido a la acumulación de placas de colesterol. Además, factores como la fibrilación auricular, que puede generar coágulos que viajan al cerebro, también aumentan el riesgo de sufrir un ictus isquémico.

Este tipo de ictus puede ser subdividido en trombótico, cuando la obstrucción es causada por un coágulo que se forma en una arteria cerebral ya estrechada, y embólico, cuando un coágulo se forma en otra parte del cuerpo (como el corazón) y viaja hasta el cerebro.

Ictus Hemorrágico

El ictus hemorrágico, aunque menos frecuente, es más mortal y se produce cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, lo que provoca sangrado en el tejido cerebral. Este sangrado puede ser intracerebral, si ocurre dentro del cerebro, o subaracnoideo, si se presenta en el espacio entre el cerebro y las membranas que lo rodean. Las causas comunes incluyen la hipertensión arterial no controlada, la rotura de aneurismas cerebrales, y las malformaciones arteriovenosas, que son anomalías congénitas en los vasos sanguíneos que pueden pasar desapercibidas durante muchos años.

La hipertensión arterial crónica debilita las paredes de los vasos sanguíneos, lo que incrementa la probabilidad de que se rompan. Cuando esto ocurre, el sangrado aumenta la presión intracraneal, comprimiendo el tejido cerebral y agravando el
daño. En estos casos, el tratamiento rápido es esencial para controlar el sangrado y reducir la presión en el cerebro.

Factores de riesgo prevención

El accidente cerebrovascular puede afectar a personas de todas las edades, pero ciertos factores aumentan el riesgo.

La prevención del ictus se basa en el control de estos factores, adoptando un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular, evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, y seguir las recomendaciones médicas para el manejo de enfermedades crónicas.

Hipertensión arterial

Es el factor de riesgo más significativo, ya que aumenta el riesgo tanto de ictus isquémico como hemorrágico.

Diabetes mellitus

Incrementa la probabilidad de desarrollar aterosclerosis y otras enfermedades vasculares.

Tabaquismo y consumo excesivo de alcohol

Contribuyen al daño vascular y aumentan la presión arterial.

Enfermedades cardíacas

La fibrilación auricular y otras condiciones cardíacas elevan el riesgo de formación de coágulos.

Obesidad y sedentarismo

Favorecen la aparición de múltiples factores de riesgo relacionados con el ACV.

Tratamiento del ACV: Enfoque agudo y crítico

El tratamiento agudo del ictus depende del tipo de ACV y del tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas.

La identificación temprana y la intervención médica rápida son factores determinantes en la evolución del paciente, dado que «el tiempo es cerebro»; cuanto más tiempo pasa sin restablecerse el flujo sanguíneo, mayor es la cantidad de tejido cerebral deteriorado.

Tratamiento del Ictus Isquémico

En el caso del ictus isquémico, el tratamiento más común es la administración de fármacos trombolíticos, que se utilizan para disolver el coágulo y restaurar el flujo sanguíneo.

Este tratamiento debe administrarse dentro de un período específico, generalmente las primeras horas desde el inicio de los síntomas, para aumentar la efectividad y reducir el riesgo de secuelas.

En ciertos casos, también puede ser necesaria la trombectomía mecánica, un procedimiento en el cual se extrae el coágulo mediante un dispositivo insertado en una arteria.

Tratamiento del Ictus Hemorrágico

Para el ictus hemorrágico, el objetivo principal es detener el sangrado y reducir la presión intracraneal. Las opciones de tratamiento pueden incluir la cirugía para drenar el hematoma o reparar un vaso sanguíneo roto.

En algunos casos, es necesario colocar un clip en un aneurisma o realizar una embolización para cerrar la malformación arteriovenosa. Además, el manejo de la presión arterial es crucial para evitar un mayor daño cerebral.

programas intensivos de rehabilitación

¡Podemos ayudarte!

Por desgracia sigue siendo una entidad poco conocida, nuestro equipo está formado para orientarte y ayudarte en este tipo de entidades adaptando en cada momento el plan terapéutico a tus necesidades.

Rehabilitación y recuperación de un accidente cerebrovascular o ictus

Si por desgracia ya se ha producido el ACV, la rehabilitación pasa a ser la herramienta básica y principal para poder recuperar la funcionalidad y mejorar su calidad de vida.

Dado que el daño cerebral resultante puede afectar diversas áreas, como la movilidad, el habla, la cognición y las actividades diarias, es esencial que la rehabilitación sea integral y personalizada, abordando las necesidades.

Lo ideal es realizar una evaluación inicial del paciente de manera que puedan establecerse unos objetivos concreto con cada persona con la idea de maximizar la recuperación funcional a través de la neuroplasticidad, el proceso mediante el cual el cerebro se reorganiza y crea nuevas conexiones neuronales en respuesta a la actividad y el aprendizaje.

Principios de la Rehabilitación Post-Ictus

La rehabilitación después de un ictus comienza generalmente en las primeras 24-48 horas tras la estabilización médica del paciente, siempre que sea posible.

La intervención precoz es crucial no sólo para prevenir complicaciones, como la rigidez, úlceras por presión, o cambios en la musculatura que comienzan a producirse poco después del ACV sino también para comenzar con la estimulación y ayudar en todos los procesos de reorganización plástica que deberán ocurrir en la persona.

Los primeros pasos en la rehabilitación suelen ser la movilización temprana, estimulación sensorial, tratamiento postural y tratamiento manual de las diferentes estructuras (artiulaciones, musuclos, tejido blando…).

Intervenciones Multidisciplinarias

El éxito de la rehabilitación depende de un enfoque multidisciplinar que involucra a un equipo de profesionales especializados en diversas áreas.

Técnicas Avanzadas en la Rehabilitación

Además de las terapias convencionales, que deben ser una parte esencial de la rehabilitación no debemos olvidar que la rehabilitación debe ser sumamente adaptada a la persona concreta.

Se deberá por tanto evaluar a la persona y proponer un plan de tratamiento en base a sus necesidades reales actuales.

Numerosos estudios y experiencias clínicas nos han demostrado que tratamientos a dosis elevadas tanto en intensidad, duración y frecuencia tienen efectos muy beneficiosos sobre el paciente y su recuperación.

Sin embargo no todos los pacientes pueden tolerar, por diferentes razones, la misma cantidad de tratamiento, ni todos los pacientes requieren de las mismas intervenciones (logopedia, terapia ocupacional, neuropsicología, fisioterpia). Precisamente por eso cada persona debería tener su plan específico de rehabilitación y este plan debería ser revisable según la evolución de cada paciente.

Hay múltiples tratamientos que son extremadamente útiles, pero siempre hay que personalizar la intervención. Así por ejemplo es fundamental tener acceso a cierta instrumentación (equipos de neuromodulación, sistemas de marcha con suspensión, equipos de realidad virtual… entre otros) pero lo más relevante sin duda es que estos se apliquen bajo la supervisión de profesionales formados y con un razonamiento clínico.

Rehabilitación a Largo Plazo y Mejora Continua

Aunque las mejoras suelen ser más rápidas durante los primeros seis meses después del ictus, la rehabilitación no debe detenerse en esta fase. Los pacientes pueden seguir beneficiándose de la rehabilitación incluso años después del ictus, ya que el cerebro mantiene la capacidad de adaptarse y cambiar con la estimulación continua. Los programas de mantenimiento y las actividades orientadas a la salud, como el ejercicio regular, la estimulación cognitiva y la participación en la comunidad, son fundamentales para mantener y mejorar la funcionalidad.

En las fases tardías, la rehabilitación se centra en la prevención de complicaciones secundarias, como la espasticidad, y en la adaptación de las estrategias terapéuticas a los cambios en las necesidades del paciente. El apoyo emocional y social también juega un papel importante, ya que el ictus puede tener un impacto profundo en la autoestima y la salud mental. La participación en grupos de apoyo y el acceso a la atención psicológica pueden ser fundamentales para el bienestar general del paciente.

La Importancia de la Educación del Paciente y la Familia

La educación del paciente y sus familiares es un aspecto esencial de la rehabilitación.

Es fundamental que comprendan la naturaleza del ictus, el proceso de recuperación y cómo pueden apoyar al paciente en su vida diaria.

El empoderamiento de la familia y el entorno cercano puede mejorar significativamente la adherencia a los programas de rehabilitación y optimizar los resultados a largo plazo.

AYUDA ECONÓMICA PARA REHABILITACIÓN NEUROLÓGICA

Cheque servicio Com. Madrid

El Centro de Rehabilitación Téxum está autorizada como centro colaborador de la Comunidad de Madrid para ser dar servicios de rehabilitación a personas en situación de discapacidad y/o dependencia a través del Cheque Servicio.

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