El Síndrome de Dolor Miofascial (SDM) constituye una de las causas más comunes de dolor muscular. Es más frecuente entre los 30 y los 50 años de edad afectando mayormente a mujeres y a personas que, debido a su trabajo, activan repetidamente los músculos del cuello, de la cintura escapular, de los brazos o bien de la zona lumbar en posturas incorrectas (peluqueras, personal administrativo, estudiantes, pintores…)
SDM va asociado a la presencia de puntos gatillo miofasciales (PGM), que son los nódulos dolorosos e hiperirritables que hay dentro de una banda tensa del músculo afectado. Una característica llamativa es que la mayoría de los PGM presentan un patrón de dolor referido en otra zona del cuerpo. Dicho dolor referido es específico y propio para cada músculo.
Por ejemplo, en algunos casos el dolor de cadera se aborda tratando musculatura de la zona glútea ya que su dolor referido se dirige hacia esta articulación (un músculo muy importante en estos casos es el piramidal. En la imagen la zona roja indica el patrón de dolor referido que generan sus PGM señalados con aspas).
Además del dolor musculo-esquelético, en el cuadro clínico del SDM existe limitación de la movilidad, acortamiento muscular, debilidad, dolor referido y el músculo presenta dificultad para relajarse.
¿Cómo se desencadena el SDM?
Según cuáles sean los mecanismos activadores, se dice que estos son directos (traumatismos, sobrecargas agudas o crónicas, enfriamiento) o bien indirectos (otros PGM, disfunción o inflamación articular, estrés emocional).
Síntomas del Síndrome del Dolor Miofascial
Las principales características clínicas de los PGM que se utilizan para diagnosticar SDM son:
- Tensión a la palpación que se evidencia comparando el lado afecto con el sano por la presencia de bandas tensas palpables.
- Dolor local al palpar los PGM localizados dentro de esa banda tensa.
- Respuesta de espasmo local (contracción involuntaria fugaz de las fibras de la banda tensa).
- Dolor referido a otra parte del cuerpo cuando se presiona sobre los PGM.
- Rigidez y acortamiento en los músculos que los albergan.
- Debilidad del músculo y dolor a la contracción.
Cuando se habla de SDM, hay que diferenciar si éste es agudo/subagudo o crónico (cuando la duración del cuadro clínico que se ha detallado supera los 3 meses). Si es agudo o subagudo el dolor suele ser local mientras que si es crónico puede haber un cuadro de dolor generalizado que abarca diferentes zonas del cuerpo. El SDM crónico afecta a diferentes grupos musculares que trabajan conjuntamente (esto quiere decir que cuando un musculo está afectado, hay otro que genera una compensación y por ello éste termina sobrecargándose al formar parte de la misma unidad funcional). Por ejemplo, la cefalea tensional se relaciona con PGM de la musculatura cervical y cráneo-mandibular (un ejemplo, es el músculo trapecio). En ocasiones, el dolor de oídos es producido por los PGM del músculo esternocleidomastoideo, presentes también en la cefalea tensional.
Otro ejemplo común es el dolor lumbar, en el cual no hay que olvidar valorar la presencia de PGM en músculos de la zona glútea y en el psoas (músculo profundo que se aborda ejerciendo presión con los dedos a ambos lados de la musculatura abdominal).
Tratamiento Síndrome Dolor Miofascial
Respecto al tratamiento del SDM, los objetivos son eliminar los PGM, restaurar la longitud normal del músculo y corregir los factores que crearon los PGM o que los perpetuaron. Dicha inactivación de los PGM puede conseguirse con técnicas de fisioterapia manual o bien insertando una aguja dentro de la zona o PGM con anestésico local (técnica conocida como infiltración) o sin él (punción seca). A día de hoy se sabe que ambas técnicas son igual de eficaces, con la diferencia de que la punción seca produce mayor dolor post-punción. La punción seca puede ser superficial cuando la aguja se introduce como máximo 1cm (no llega a penetrar en el músculo) o bien profunda, cuando se llega al PGM. A su vez, existen otras modalidades más tolerables en las que se realizan giros con la aguja en una y otra dirección pero se sabe que los mejores resultados se obtienen con la punción profunda cuando genera respuestas de espasmo local.
En cualquier caso, además del tratamiento fisioterapéutico y los estiramientos que se enseñan para realizarlos en el domicilio, deben corregirse los factores que perpetúan dicho dolor miofascial. Por ejemplo, la postura que se adopta al trabajar con el ordenador, la posición adelantada de los hombros y de la cabeza o bien la falta de actividad física. Lo importante es que la persona que padece SDM participe activamente en su recuperación.
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Bibliografía
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Fuente imágenes: Simons DG, Travell J, Simons LS. Dolor y disfunción miofascial: el manual de los puntos gatillo.